En un lugar muy lejano, había una princesa que tenía un pequeño principe, le llamaban el principe Héctor, era un niño como todos, travieso, juguetón, y también muy desordenado, pero en el fondo tenía un gran corazón. Su mamá la princesa Amelia le quería muchísimo, era su único hijo, y para ella era muy especial. Lo protegía de todo lo que le rodeaba, y para ella lo más importante era su educación.
Héctor iba al colegio, donde tenía a sus amigos, pero su mamá también hacía de maestra. Ellos vivían en un gran castillo, en él estaban todos los tios y tias de Héctor, Amelia era una princesa a le que le gustaba vivir con toda su familia, y adoraba a sus sobrinos, a los que también hacía a veces de madre.
A la princesa le gustaba mucho cocinar, era experta en ciertas recetas y cuando habían fiestas en su ciudad ella personalmente preparaba los postres con ayuda de algunos de sus hermanos a los que también les gustaba la cocina.
Llego el cumpleaños del principe Héctor, y quiso celebrarlo con una gran fiesta para su hijo, invitó a todos los monarcas de la región y también algunas casas reales que estaban al otro lado del oceano.
La invitación decia;
"La casa real de la princesa Amelia, invita a los monarcas más distinguidos al aniversario del principe Héctor, el dia 1 de julio a las 5 de la tarde."
Amelia preparó una gran fiesta, se quiso encargar de todos los detalles, incluso de crear una gran tarta de cumpleaños para su principe. Adornaron todas las calles con banderines, los guardas lucían sus mejores trajes oficiales, y a la entrada del castillo habían guardas con sus trompetas preparadas para anunciar la entrada de los invitados.
Llego el día, y también los invitados, los cuales fueron acomodados en los aposentos del gran castillo. Todos los habitantes estaban estufectos con tanta visita, y tanto lujo. Algunos venían en coches de caballo, y otros en carrozas preciosas.
El dia de la fiesta estaba todo perfecto, la orquesta, las mesas con centros florales, todos los invitados con hermosos trajes y una preciosa princesa, la cual llamo la atención a nuestro príncipe, que de inmediato quiso saber como se llamaba.
El nombre de esta princesa era Camila, hija de unos monarcas españoles, los cuales presentaron a su hija al príncipe que estaba ansioso por conocerla. Los dos estuvieron toda la noche bailando, riendo y contándose sus hazañas. Fue una noche mágica para el principito.
Al dia siguiente Héctor despertó quería volver a ver a Camila, pero cúal fue su sorpresa cuando se enteró que ya no estaba, había marchado a su país.
Habló con su madre, le pidió que quería ir a ver a su amiga, de la cual se había enamorado, era su princesa.
Entonces una bella hada, el hada del amor, le dijo:
- Si miras al cielo, descubrirás que las gotas de agua han dejado un bonito arco, se llama Arco Iris, y es tan extenso que cruza los océanos, míralo y en él verás la imagen de tu bella dama Camila reflejada.
Y así lo hizo durante mucho tiempo, miraba y pensaba en ella era la forma de ver a su preciosa Camila. Héctor, sabía que no podía acceder a su princesa, pero mirando el arco iris la vería, y pensaba:
“ Algún dia mi bella dama, volveremos a encontrarnos y entonces no nos separemos nunca jamas.”
FIN